jueves, 14 de abril de 2011

BUSCANDO LA VERDAD

    Ludmila no hacía más que mirar a la mujer que estaba delante de ella. Era una ministra que estaba allí para largar un discurso vacío durante el acto de presentación de una nueva biblioteca.
    Ludmila pensaba que a la mujer aquel acto no le interesaba lo más mínimo, pero que estaba allí para hacerse la foto y salir en los periódicos. Quedaba bien eso de inaugurar una biblioteca que ni siquiera había financiado ella.
    Como Ludmila era menudilla, no podía levantar la mano y hacerle una pregunta a la política, porque aquello estaba lleno de periodistas que sacaban fotos y lanzaban preguntas sin parar. Ludmila quería preguntar a aquella buena señora lo que pensaba ella de las bibliotecas, pero que lo dijese de verdad.
   Ludmila se aprovechó precisamente de ser menudita para colarse por entre las piernas de los periodistas sin ser vista (alguno pensó que, tal vez, algún gato le rondaba por los pies).
    Y así, Ludmila llegó hasta donde estaba la ministra y le dio un pisotón con todas sus fuerzas en el dedo gordo.
   La política soltó un gruñido y unas palabrotas que se oyeron en toda la sala. Todos se callaron como muertos. Ludmila agarró entonces el micro y dijo:
    — Gracias, ministra, por decir realmente lo que piensa de las bibliotecas.
   Y se largó de allí por entre los pies de los periodistas sin que nadie la notase. Bueno, alguno notó un gatito que se escapaba.


© Xavier Frías Conde, 2011

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