sábado, 2 de abril de 2011

LA VARICELA DE LAURA



Dedicado a mi hija Laura Frías,
cuando tuvo la varicela.


Un día, Laura se despierta con varicela.
Tiene el cuerpo llenito de granos!
– Me pica, me pica, –se queja Laura.
Pobrecita.








La mamá de Laura le dice a la niña:
– Voy un momento a la farmacia para comprarte una pomada.
Mientras la mamá sale, entra un monstruo en casa...
Está lleno de pelos, tiene las orejas grandes y es muy feroz








Laura lo ve pero no se asusta.
Simplemente le dice:
– Me pica todo, me pica todo.
El monstruo no entiende lo que pasa. 
Él sólo quiere asustar a la niña antes que venga su madre.




El monstruo peludo se pone en los pies de la cama y empieza a chillar:
– Uahhhhhhhhhhhh!
Pero entonces Laura se pone a toser:
– Cajú, cajú.





Al monstruo le llegan unas gotas de saliva.
¡Horror!
De repente, empiezan a salirle granos por debajo de su espesa mata de pelo.
– Cómo me pica, cómo me pica –se queja el pobre monstruo.
¡El monstruo también tiene la varicela!





Luego llega la mamá de Laura.
El monstruo se esconde debajo de la cama, pero no para de rascarse.
La mamá de Laura le da una pomada a su hija.
¡Qué fresquita está!





Cuando la mamá sale del cuarto de Laura, la niña llama el monstruo de debajo de su cama.
–Monstruo, ven, que te doy cremita.
El monstruo sale. 
Está muy triste.
Y entonces Laura le da cremita por debajo de los pelos.
¡Qué alivio!






Y el monstruo, que se llama Gustavo, se queda a pasar la varicela con Laura.
Y ahora es su peluche más grande.
Pero no se lo digáis a su madre ni a nadie, porque es su secreto. 






© Xavier Frías Conde



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