La bruja Alicarda no conseguía entender cómo la policía había conseguido enviarle una multa por exceso de velocidad a su domicilio. Pero allí estaba ella, en la foto, montada en la escoba a ciento cincuenta kilómetros por la autopista. Sin embargo, mirando con más atención, descubrió cómo había conseguido localizarla la policía: su escoba tenía matrícula.
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