Los clientes no salían
de su asombro.
¿Cómo se podían
vender moscas?
Y el hombre explicó
que las moscas que vendía no eran moscas corrientes.
Eran moscas entrenadas.
– Si alguien a su
lado tiene malas intenciones, ellas lo saben.
»Si alguien les quiere
vender comida en mal estado, ellas lo saben.
»Si alguien los
insulta a sus espaldas, ellas lo saben.
»Si reciben un paquete
lleno de odio, ellas lo saben...
Y enumeró tantas y
tantas cosas que las sabias moscas descubrían...
Un cliente entonces le
preguntó:
– Eso está muy bien,
pero si descubren algo de eso, ¿qué es lo que hacen?
– Lo que hacen todas
las moscas: posarse en la mierda.
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