lunes, 7 de octubre de 2013

LOS PROBLEMAS DEL MONSTRUO DEL ARMARIO


Aquella noche, la puerta del armario de Sandro García abrió de repente. Sandro soltó un chillido: 

– Aaaahhhhhhh! Un monstruo de los ordenadores –chilló. 

Y la extraña criatura, que acababa de salir del armario, sin duda con la intención de asustar mucho y bien, se quedó paralizada. 

– Ay, no, chaval. Yo no soy un monstruo de los ordenadores. Soy un monstruo de las pesadillas. Un respeto, ¿eh? 

Sandro se levantó de la cama, se puso las zapatillas y la bata, y comenzó a discutir con el monstruo horrendo que permanecía al pie de su cama. 

– Pero bueno, ¿vas tú a decirme como es un monstruo informático? 

– Pues claro. Yo son un monstruo de las pesadillas clásico. 

Sandro no iba a aguantar aquello. Cogió su portátil de al lado de la mesita de noche, lo encendió y comenzó a navegar.

– Aquí, aquí lo tienes –dijo al cabo de unos minutos el chaval después de encontrar varias imágenes de monstruos informáticos con el buscador. 

El monstruo se quedó todo triste, pues había pensado toda su vida que era un monstruo de las pesadillas y no, era un monstruo de los ordenadores... qué pena tan grande sentía, hasta se puso a llorar. 

Sandro trató de consolarlo: 

– Ánimo, ser un monstruo informático es mucho mejor, tienes acceso a mucha más gente... 

Pero el monstruo no se acababa de consolar. Se despidió amablemente y volvió a entrar en el armario para no volver a asustar nunca más. 

© Texto: Frantz Ferentz
© Imaxe: Alberto Frías

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