— Liborio, limpia tu alcoba de una vez, porque las pelusas te van a comer! —chilló la madre.
— No puedo, mamá.
— ¿Y por qué?
— Porque ya se me han comido ellas la mí... ¡Te estoy hablando desde el estómago de la pelusa reina!
Frantz Ferentz, 2014
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