viernes, 3 de abril de 2020

ÉRASE OTRA VEZ

Wilhelm Marstrand - Night scene in a tavern with two women and one ...


Dramatis Personae

Mujer 1
Mujer 2
Camarera

Escena 1

En el escenario solo se ilumina una mesa de bar con dos sillas en el centro, pero al borde, delante del público.
Entra una figura por la izquierda, en penumbra. Se nota que se cambia de ropa, deja unos vestidos vistosos. Avanza hacia la mesa. Es una mujer vestida con ropas de motera, con su mono y su casco. Se sienta, deja el casco en el suelo  y espera.
En cuanto se sienta, por la derecha, también en penumbra, entra otra mujer. Sigue el mismo proceso, se desviste de ropas vistosas y luego se acerca también a la mesa. Lleva un vestido sencillo y una pamela. Se acerca a la primera mujer.
Mujer 1 (levantándose para dar un beso a Mujer 2): Hola, linda, ¿qué tal todo?
Se besan. Mujer 1 se sienta y Mujer 2 se acerca a su silla y luego toma asiento.
Mujer 2: Todo bien, gracias (se quita la pamela y la deja colgando en el respaldo de la silla). ¿Qué tal todo por casa?
Mujer 1: Bien, mi marido, como siempre, de caza, a sus cosas. 
Mujer 2: Cómo te entiendo... El mío, en cambio, se dedica a tuitear todo el santo día y subir fotos a Instagram. Solo quiere que lo adoren.
Ambas sueltan un sonoro suspiro al alimón.

Escena 2

En ese momento, se les acerca la camarera. Es una joven que viste una blusa blanca y un pequeño pañuelo rojo que le sujeta el cabello. Su delantal también es rojo.
Camarera (sonriendo): Hola, chicas, ¿qué les pongo?
Mujer 1: Para mí un café con leche, pero con nata por encima.
Camarera: Entendido (toma nota en una libreta). ¿Y para usted? (dirigiéndose a Mujer 1).
Mujer 2: No sé, soy tan indecisa...
Camarera: Déjeme aconsejarle. Tenemos un batido de guanábana que resucita a un muerto. Se lo recomiendo.
Mujer 2: ¿Guayaba?
Camarera: No, guanábana. Es una fruta también de América. Es feísima, pero su sabor es una maravilla.
Mujer 2: De acuerdo, tráigame uno de esos.
La camarera toma nota y sale.

Escena 3

Mujer 2: ¿Sabes? Te he echado mucho de menos (toma la mano de su amiga que está encima de la mesa). No entiendo como tanto tú como yo nos dejamos embaucar por un par de cretinos.
Mujer 1: Bueno, hay que entender el contexto. Éramos muy jóvenes. Ambas vivíamos en unas circunstancias donde nuestros padres nos controlaban, y claro, aquellos dos tarugos vinieron, nos besaron por primera vez y nos creímos que todo era de color de rosa.
Mujer 2: Sí, así es. Pero menos mal que nos conocimos en aquella fiesta. 
Se toman las dos manos.
Mujer 2: No habría podido vivir todo este infierno sin tu apoyo. Menos mal que nos podemos ver de vez en cuando, estar juntas, apoyarnos...
Mujer 1: Sí, pero esto es un parche. Yo no puedo aguantar más. Voy a mandar al tuitero con su madre, que sigue siendo su bebé deliciosito...
Mujer 2: ¿Estás segura?
Mujer 1: Al ciento cincuenta por ciento.
Hay un momento de silencio. Ambas se miran, sin soltarse las manos.
Mujer 1 (nerviosa): ¿Y por qué no das el paso y mandas a tu cazador a paseo y nos vamos tú y yo juntas?
Mujer 2: Pero ¿a dónde?
Mujer 1: Yo que sé. Me da igual. Lo importante es que estemos juntas. No quiero depender de un tipo solo por el hecho de que una vez me besó y aparentemente me salvó.
Mujer 2: Te entiendo tan bien. Por eso hay tanta química entre nosotras.

Escena 4

Entra la camarera. Lleva una bandeja en la que transporta las bebidas. Primero coloca el café con leche y luego el batido de guanábana en un vaso alto.
La camarera ya se está retirando, pero, de golpe, se detiene y se vuelve a la mesa.
Camarera: Perdonen el atrevimiento, pero creo que yo a ustedes las conozco.
Mujer 1 y Mujer 2 se sueltan las manos y se quedan mirando a la camarera.
Camarera: Yo las he visto antes (hace gestos de querer recordar). ¿Ustedes no son... no son... no son... un dueto musical que actuaba hace años?
Mujer 1 y Mujer 2 se habían echado hacia atrás, asustadas. Parecían querer no ser reconocidas. Pero ahora se relajan.
Mujer 2: No, no somos nosotras.
Camarera: Perdonen, perdonen.
Mujer 1: No se preocupe.
Camarera (apenas se da media vuelta, cuando, de repente, se vuelve hacia las clientas): ¡Ya sé! Ustedes son Blanca Nieves y Bella Durmiente!
Las dos mujeres se echan hacia atrás, arrastrando la silla.
Mujer 1: Cállese, por favor.
Camarera (sonriente): Tranquilas, aquí están entre amigas. ¿No saben quién soy yo?
Ambas mujeres niegan con la cabeza,
Camarera: Yo soy Christine Chapeau.
Ambas mujeres se la quedan mirando sin comprender.
Camarera: Más conocida como Caperucita Roja.
Mujer 1 y 2 (al alimón): ¡Ahhh!
Camarera: Así que, quédense tranquilas.
Mujer 2: ¿Pero a usted no intentó comérsela un lobo y la salvó un cazador? 
Camarera: No, que va. Esa fue la versión que contamos. Lo cierto es que el cazador era un cretino que quería casarse conmigo para que le cocinara y le lavara. Nos sirvió de excusa, le hicimos creer que mató al lobo, pero lo cierto es que fue todo un montaje. El lobo es ahora mi marido, quien, por cierto, es quien sirve en la barra, llevamos el negocio entre los dos.
La camarera saluda al fondo, pero no se ve nada, porque está oscuro, pero se oye un aullido.
Mujer 1: Gracias por todo.
Camarera: No hay de qué. Y están invitadas.
Mujer 2: ¡Qué hermoso detalle! Gracias otra vez.
La camarera se retira.

Escena 5

Mujer 1: Bueno, ¿te animas?
Mujer 2 duda unos instantes.
Mujer 2: De acuerdo, vayámonos juntas y dejemos a esos dos mentecatos.
Mujer 1: Si quieres, los ponemos en contacto entre ellos.
Mujer 2: No vale la pena... Son demasiado perfectos, o al menos eso se creen ellos, se admiran solo a sí mismos.
Mujer 1 se toma el café de un solo trago
Mujer 2 lo intenta, pero necesita tres tragos.
Mujer 1: Entonces, te paso a recoger mañana al alba.
Mujer 2: Sí, ¿Pero cómo viajaremos?
Mujer 1: En mi moto, u olvidas que soy una mujer de recursos.
Ambas se levantan y se abrazan. Recogen el casco y la pamela, y se separan. 
La una se va por la izquierda y la otra por la derecha. Ambas vuelven a vestirse como al inicio, pero ahora sí se ven sus ropas. Son trajes de princesas. Ambas se colocan una diadema.
Salen cada una por un lateral.

Telón

 © Frantz Ferentz, 2020

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