Dramatis Personae
Samir, el padreLeila, la hija
Agente de aduanas
ACTO 1
En escena aparecen Leila y su padre Samir en su hogar. Están en el salón, decorado con estilo árabe. En el centro de la escena hay una mesa baja, con una tetera. Hay un viejo sofá y una alfombra en el suelo. Padre e hija toman un té en taza, ambos sentados en el sofá, de frente al público.
SAMIR (dejando la taza de té en la mesa): Hija, tengo que decirte algo.
Leila deja la taza en la mesa también. Se queda mirando a su padre.
SAMIR: Tengo que viajar a Marruecos. Tengo que firmar la venta de la casa familiar.
Hay unos segundos de silencio. Luego, Leila se acerca a su padre y lo abraza. Se mantienen abrazados unos segundos. Luego, la niña se separa y comenta con el padre.
LEILA: Tengo algunos ahorros. Te los doy para el viaje.
El padre sonríe tristemente. Le acaricia el cabello.
SAMIR: Te lo agradezco, ya Leila, pero tengo yo también algo ahorrado.
El padre toma de nuevo la taza y da un sorbo al té.
SAMIR: ¿Quieres que te traiga algo de Marruecos?
Leila se queda pensativa unos instantes. Luego, piensa en voz alta.
LEILA: Hay tantas cosas que añoro de cuando era pequeña... Recuerdo sobre todo olores (se pone en pie y pasea por la estancia, ensimismada). Me acuerdo del olor del argán cuando lo vendían en la calle para los turistas. Me acuerdo del pescado fresco que llevaban a la lonja. Me acuerdo de los productos de cuero que venden en el zoco para los turistas. Me acuerdo del olor del azahar... No sé, son cientos de olores.
Samir se queda mirando. Le hace un gesto para que vuelva a sentarse. Ella lo hace.
SAMIR: Entonces, ¿qué quieres que te traiga?
Leila vuelve a quedarse pensativa un instante. Luego dice a su padre.
LEILA: ¿Sabes lo que realmente quiero?
SAMIR: No...
LEILA: Quiero que me traigas el olor a Marruecos
Oscuro
ACTO 2
Control de equipajes en la aduana del aeropuerto. Un agente de la ley pide a Samir que se acerque a él según va caminando con la maleta hacia la salida.
AGENTE (a Samir): Buenos días, ¿de dónde viene?
SAMIR: De Marruecos.
AGENTE: Muy bien, póngame la maleta aquí encima y ábramela, por favor.
Samir hace lo que le piden. El agente se pone guantes de goma. Luego, empieza a revolver todo. Extrae un frasco con un contenido marrón. El agente lo destapa y huele. Pone cara de asco.
AGENTE: ¿Qué es esto?
SAMIR: Aceite de argán.
AGENTE: ¿Argán? ¿Qué animal es ese?
SAMIR: Es una planta. Tiene propiedades curativas.
El agente mira el frasco al trasluz.
AGENTE: En cualquier caso, no puede pasar esto porque no viene en su embalaje original (hojea unas hojas que tenía al lado). No encuentro yo este aceite de sagán en la lista de productos... Así que no lo puede pasar.
Lanza el frasco a una papelera que hay al lado. Luego sigue rebuscando en la maleta. Hasta que encuentra una caja de cartón. La saca de la maleta y la abre.
AGENTE: ¿Y esto? (toquetea)
SAMIR: Son dátiles.
AGENTE: Qué pegajoso...
SAMIR: Son muy dulces.
AGENTE: Tampoco viene en el embalaje adecuado.
El agente toma la caja, la cierra y la lanza también a la papelera. Luego vuelve rebuscar en la maleta. Extrae un frasquito con un tapón. Tiene un líquido dentro.
AGENTE: ¿Y esto? (se lo muestra)
Samir duda.
SAMIR: Este...
AGENTE (en tono desagradable): Que qué es esto.
SAMIR: Una muestra de orina. Es de mi abuela. La traigo para que la analicen en el laboratorio.
El agente suelta un gritito de asco y deja caer el frasco en la maleta.
AGENTE (aún en tono desagradable): Cierre la maleta y váyase.
Samir hace lo que le dicen. Luego pone la maleta en el suelo y se va. Solo queda en escena el agente.
AGENTE: ¡Siguiente!
Oscuro
ACTO 3
Nuevamente en la casa de Samir y Leila. Escena vacía.
Se oyen unas llaves que abren la puerta. Al instante entra Samir con una maleta con ruedas. Llega hasta la mesa central. Deja la maleta al lado del sofá. Se sienta, resopla, descansa abriendo los brazos. Luego se incorpora. Mira hacia un lateral y llama con voz potente.
SAMIR: ¡Leila! ¿Estás en casa?
Se oye la voz de Leila a lo lejos.
LEILA: Sí, papá, ya regresé de casa de la tía Karima.
Se oyen unos pasos. Leila entra en el salón por el lado opuesto que entró Samir. El padre se pone en pie. Padre e hija se abrazan.
LEILA: Qué bueno que volviste.
SAMIR: Sí, ya me moría de ganas de ver a mi pequeña.
Se dejan de abrazar y se sientan en el sofá.
LEILA: ¿Qué tal el viaje?
SAMIR: El viaje, bien. Visité a la familia y recorrí todo Tánger. ¡Cómo me hubiera gustado que vinieras conmigo.
LEILA: Y a mí, papá, y a mí.
SAMIR: Otra vez será, no?
LEILA: Pues sí (breve pausa). ¿Y me trajiste algo de Marruecos? (en tono mimoso)
Samir se pasa la mano por la mejilla y resopla.
SAMIR: Cariño, en la aduana me quitaron casi todo. Te había comprado aceite de argán y dátiles, que sé cómo te gustan los de nuestra tierra. Pero no me los dejaron introducir en el país porque no estaban embalados como ellos quieren.
LEILA: No te preocupes, papá. Lo importante es que visitaste Tánger y regresaste sano y salvo.
SAMIR; Bueno, te he dicho que me quitaron casi todo, pero no todo.
Samir se levanta, pone la maleta en la mesa y la abre. Rebusca un poco hasta que saca el frasco que contenía, según dijo al guardia del aeropuerto, una muestra de orina. Entrega el frasco a su hija.
SAMIR: Toma.
Leila recoge el frasco. Lo mira.
LEILA: ¿Qué es? ¿Perfume?
SAMIR: Al guardia de la aduana le dije que era una muestra de orina.
Leila hace un gesto de asco y deja el frasco en la mesa. Samir se ríe. Luego recoge el frasco.
SAMIR: Lo cierto es que no es ninguna muestra de orina. Es agua del Atlántico tomada en la playa de Tánger.
Samir vuelve a entregar el frasco a su hija.
SAMIR: ¿Qué me pediste que te trajese de Tánger?
LEILA: El olor de Marruecos.
SAMIR: Pues he cumplido mi palabra.
LEILA (sorprendida): ¿Cómo?
Samir tiende la mano a Leila. La chica se levanta. Samir abre el frasco. Levanta la manga de la camisa de Leila y luego vierte un poco de agua sobre su piel.
SAMIR: ¿A qué huele?
Leila acerca la nariz a su brazo y huele.
LEILA: Huele... a mi mar. Y el mar sobre mi piel, huele... a Marruecos.
Leila abraza a su padre.
LEILA (emocionada): Šukran, ya baba, šukran (=gracias, papá, gracias)
Siguen abrazados.
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