domingo, 18 de octubre de 2020

EL ABUELO RAMÓN

 



Dramatis personae


Nur, de doce años

Abuelo Ramón

Madre de Nur


Acto 1



Es el cuarto de Nur. La niña está sentada en el centro de la escena, en el suelo sobre una alfombra redonda. Está peinando un perro lanudo pequeño. Detrás de ella, está su cama, bien hecha, con una alfombra rectangular en el lateral. La pared del fondo tiene papel pintado con motivos juveniles.

Nur canturrea algo. Está totalmente concentrada en el peinado de las lanas de su mascota. La niña lo hace lentamente, de arriba para abajo y vuelta a empezar.

Entra por un lateral una forma flotante, es un espectro. La mitad de la escena donde está el espectro se oscurece y solo se ve la forma que se mueve hacia el centro.

El perro nota la presencia del recién llegado. Levanta la cabeza y gime.

Es el abuelo Ramón en forma de espíritu, pero no tiene propiamente forma humana. Se acerca a la niña, pero cuando está a una distancia corta, extiende los brazos. Se ven las manos y los antebrazos.

Pero las manos parecen tropezarse con algo. Es como si hubiera un muro de vidrio invisible que separa a la niña del espectro.

El abuelo Ramón se mueve a lo largo del muro invisible, con cierta desesperación. Nur se interrumpe. Alza la vista. Mira al frente, hacia donde está el abuelo Ramón. Se queda con la boca abierta.

NUR: ¿Abuelo? ¿Eres tú?

El abuelo se detiene. Se queda delante de la niña.

ABUELO (con angustia): ¿Dónde está la abuela? ¿Dónde está la abuela?

La niña se levanta. Avanza hasta el muro invisible. Extiende la mano derecha. El abuelo extiende la mano izquierda, pero no se tocan, pues por medio está el muro invisible.

NUR: Abuelo, eres tú, ¿verdad?

ABUELO: La abuela, ¿dónde está?

Nur baja la cabeza. Suspira.

NUR: Abuelo, sé que estás ahí. Quiero oírte.

Nur se sienta en el suelo. Alza la vista en dirección al abuelo.

NUR: Estoy aquí. Estoy cerca. Estoy aquí.

ABUELO: ¡Quiero ver a la abuela!

NUR: Abuelo... Abuelo... Soy Nur. Me oyes, ¿verdad?

El abuelo parece calmarse. Se queda quieto y callado unos momentos.

Nur vuelve a levantarse y de nuevo se acerca al abuelo.

NUR: La abuela está bien. Está descansando.

ABUELO: Está sola...

NUR: No está sola. Nosotros cuidamos de ella.

Hay unos segundos de silencio. La chica coloca la mano derecha en el vidrio invisible y el abuelo su mano izquierda, que no llegan a tocarse.

NUR: Abuelo, no temas. Todo está en orden.

Silencio.

NUR: Ahora tú ya tienes que partir. Te están esperando.

El abuelo deja caer la mano izquierda.

NUR: El tío está esperando. Lo sé.

El abuelo sigue inmóvil.

ABUELO: No sé qué pasa.

NUR: Que tienes que irte, abuelo. Pero todo está bien. La abuela está cuidada. La verás luego a ella, y a nosotras. Te vas, pero no nos separamos.

El abuelo suelta un gran suspiro.

ABUELO: ¿Seguro?

NUR: Créeme, abuelo. 

Pausa.

NUR: Yo te quiero mucho, abuelo. Fuiste tú quien me cuidó tantas y tantas veces cuando era bebé, que me compraba caprichos y quien me decía que seré lo que yo quiera. Y te creo.

Pausa. El abuelo da dos pasos atrás.

NUR: Ya ves que yo heredé los dones de la abuela. Por eso, te siento y sé que llegó el momento de tu partida, pero que no nos abandonarás.

El abuelo da otros dos pasos para atrás.

NUR: Ni te digo que te cuides, porque sé que estarás muy bien.

El abuelo ya acaba saliendo de la escena.

Nur baja la mano, vuelve junto al perro. Sigue peinándole las lanas.


Acto 2


Entra la madre. Camina muy despacio. Se cubre el rostro con un pañuelo. Se le oye sollozar.

MADRE: Cariño, tengo que decirte algo que ha pasado hace un ratito. Ha llamado la tía...

NUR (interrumpiendo): Ya lo sé mamá.

La madre se quita el pañuelo del rostro. Lo tiene congestionado. Sus ojos están irritados de haber llorado.

MADRE: ¿Cómo que lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho?

NUR: He hablado con el propio abuelo.

La madre da un paso atrás. Tiene cara de susto.

MADRE: ¿Lo has visto?

NUR: No, solo hablé con él.

MADRE: ¿Cómo es posible?

NUR: Soy como la abuela...

MADRE: No, tú no...

Silencio. Nur se levanta y se acerca a su madre. La madre da otro paso atrás.

MADRE: Eres una bruja, tú también.

NUR: Sí, pero sabes que no es algo malo. Hoy he descubierto lo que soy, gracias al abuelo, aunque ya me lo imaginaba. Tú también perteneces a una casta de brujas.

MADRE (alterada): ¡No, yo no!

NUR: Nunca has dejado salir tu naturaleza. Pero el abuelo se enamoró de una bruja y la ha amado siempre.

MADRE: Cállate.

NUR: Me puedo callar, pero eso no niega la realidad. Es que tienes una visión trasnochada de las brujas. No volamos en escobas. Además, no importa que yo sea bruja, es un don que tengo para ayudar. Y eso no me impedirá convertirme en directora de cine, que es lo que quiero llegar a ser.

La madre se sienta en la cama. Nur vuelve a sentarse en el suelo. Sigue peinando al perro. En un momento dado gira la cabeza y le dice a la madre.

NUR: El abuelo está en paz. Ha pasado al otro lado.

La madre se pone de pie.

NUR: El abuelo ya es eterno, mamá.

Y Nur vuelve a peinar al perro, mientras su madre se la queda mirando.

Va a oscuro.

Telón

© Frantz Ferentz, 2020

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