El problema de Serafín es que era tan delgado, tan delgado, que se colaba por cualquier agujero. Tanto así, que sus compañeros comenzaron a llamarlo Serafín el Espaguetín, porque realmente parecía un espagueti de lo flaco que era. Era un problema para él caminar por la calle, porque, a la mínima se colaba por el ojo de la alcantarilla.
Pero un día, Serafín el Espaguetín decidió que tenía que sacar partido de su cuerpo. Se colocó una capa roja y un antifaz. Se hizo llamar el Capitán Espagueti. Luego, se dedicó a colarse por todos los agujeros donde no cabía ningún ser humano y a rescatar toda clase de bichos atrapados y hasta gente. Llegó incluso a encontrar tesoros escondidos.
Por eso, cuando sus compañeros descubrieron quién era realmente el Espaguetín, dejaron de llamarlo así y ahora lo llaman Capitán Serafín, pero a él no le gusta, porque es realmente un héroe y los héroes no se hacen llamar con su propio nombre, y si no, que se lo pregunten a su colega Lasañamán, que realmente se llama Manolo, y es muy gordo, pero hace que cualquier golpe que le lancen rebote sin causarle el menor daño.
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