Esa mañana, el nuevo maestro llegó a la clase.
Y todos se lo quedaron miraron, porque nadie podía creer lo que veía.
No es que se vistiera de malabarista, ni que tuviera cabeza de búho, ni que hablara en el lenguaje de las abejas.
No, no era nada así en absoluto.
Era simplemente que sus zapatos no eran normales.
En el pie derecho tenía un zapato y en el derecho otro diferente.
Hay gente a la que le gustan los calcetines diferentes, uno de cada color, pero no es frecuente que alguien use dos zapatos diferentes.
Pero así era con el nuevo profe.
Por eso, desde el primer día, los alumnos sintieron más curiosidad por los pies del maestro que por lo que enseñaba; muchos de ellos ni siquiera sabían lo que enseñaba, solo se fijaban en sus pies.
Cada día, el profesor acudía a clase con dos zapatos diferentes.
¿Qué misterio escondía?
Había tanta curiosidad entre los estudiantes que decidieron unir sus mentes para descubrir el motivo.
Primero decidieron crear una lista en internet donde todos darían su opinión del por qué.
Luego idearían un plan para descubrir por qué.
En un sitio web secreto plantearon la pregunta:
¿Por qué crees que el nuevo profesor siempre viene con un zapato diferente en cada pie?
Las respuestas tardaron muy poco en llegar. Se veían así:
Porque está muy, muy distraído y ni siquiera se da cuenta de que lleva zapatos diferentes. (6 votos)
Porque es corto de vista y ni siquiera se nota la diferencia entre los zapatos. (5 votos)
Porque es un excéntrico (4 votos)
Porque todos los zapatos que tiene en casa son solo de un pie (2 votos)
Porque no tiene dinero para comprar pares de zapatos completos (1 voto).
Era una situación complicada.
Había infinidad de posibilidades.
¿Cómo sabrían la verdadera razón por la cual el profe venía todos los días, sin excepción, con dos zapatos diferentes?
Y cuando estaban a punto de idear el plan para descubrir el motivo del misterio del nuevo maestro, vieron que no hacía falta.
Fue durante el recreo, mientras el profesor vigilaba el patio, que sintió que le picaba el pie, precisamente el derecho.
Quizás se le había metido una piedra.
La cosa fue que el profesor se quitó el zapato derecho y empezó a rascarse la planta.
Todos los alumnos de la clase notaron entonces un detalle en el pie del profe.
Era un pie izquierdo que estaba en lugar del pie derecho.
Por tanto, tenía dos pies izquierdos y ningún pie derecho.
¡¡Por eso los dos zapatos eran diferentes!!
© Frantz Ferentz, 2024
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