El problema del Serafín es que era tan delgado, tan delgado, que se colaba por cualquier agujero.
Tanto era así que sus compañeros empezaron a llamarlo Serafín Espaguetín, porque realmente parecía un espagueti por lo flaco que estaba.
Para él era un problema caminar por la calle, porque al menos se colaba por la boca del desagüe.
Pero un día, Serafín Espaguetín decidió que tenía que aprovechar su cuerpo.
Se puso una capa roja y una mascarilla.
Se hizo llamar Capitán Espagueti.
A continuación, se dedicó a colarse por todos los agujeros donde ningún ser humano podía entrar y rescatar todo tipo de bichos atrapados e incluso personas.
Dicen que hasta encontró tesoros escondidos.
Por eso, cuando sus compañeros descubrieron quién era realmente Espagueti, dejaron de llamarlo así y ahora lo llaman Capitán Serafín, pero eso no le gusta, porque realmente es un héroe y los héroes no se llaman por su propio nombre, y, si no, que se lo pregunten a su colega Lasañamán, que en realidad se llama Manolo, y es muy gordo, pero hace que cualquier golpe que le lanzan rebote contra quien se lo aventa sin causarle el más mínimo dolor.
© Frantz Ferentz, 2025
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