Personajes
Lara
Artus, o canicórnio
Poldo
Berta
Mingo
El escenario es un
bosque. La parte trasera muestra una masa impenetrable de hojas, como si fuese
una cortina vegetal. Tras ella estará escondido el canicornio (en principio es
un perro con un cuerno en la cabeza), cuya presencia será reconocida porque,
cada vez que Lara hable con él, las hojas se moverán, dando a entender que
alguien o algo está tras ellas.
El resto del
escenario será, de hecho, un claro del bosque, donde la niña viene a sentarse
para encontrarse con su amigo. La escena se inicia con Lara sentada en el suelo
hablando aparentemente con el follaje.
LARA: ¿Sabes? Hoy en la
escuela me han vuelto a decir que soy una soñadora, una fantasiosa y que ya
tengo que empezar a comportarme como una persona responsable. Eso dijo la
maestra, pero lo peor fueron los compañeros. Son tan malos conmigo, se ríen de
mí todo el tiempo...
El follaje se mueve. Por
el lateral entra Poldo arrastrándose. Se queda a unos dos metros de Lara,
escondido detrás de un matorral y se queda allí agazapado, espiando.
LARA: No entienden que yo
te tenga de amigo, pero como no les digo quién eres ni cómo eres, todos se
creen que eres un amigo imaginario. En serio, tengo muchas ganas de presentarte
a mis compañeros, que vean que eres real, que yo no me invento nada (la
hojarasca se mueve)
Poldo aprovecha,
estando en el suelo, para sacarse el móvil|celular del bolsillo y llamar. No se
escucha su conversación.
LARA: Yo no quiero ser
como toda esa gente que se pasa el día haciendo las mismas cosas, estando con
las mismas personas, yendo a los mismos sitios, manteniendo las mismas
conversaciones. Yo sé que hay cosas que no vemos y que están ahí. Es solo cuestión
de querer descubrirlas, como me pasa a mí contigo (nuevamente se mueve el
follaje).
Mientras tanto,
llegan Berta y Mingo. Se arrastran por el suelo hasta llegar a la posición de
Poldo. Los tres se quedan allí espiando.
LARA: Créeme, no tengo
más amigo que tú. Nadie en el pueblo quiere estar conmigo, todos dicen que soy
rara, que estoy loca, que sería mejor que me mandaran lejos, donde nadie me
conozca. Yo solo quiero que entiendan que te tengo de amigo...
Las risas de los tres
chicos escondidos ya se hacen audibles. Aquella conversación les resulta muy
divertida. Lara escucha las risas, se pone de pie y gira la cabeza en dirección
a ellos.
LARA: ¿Quién está ahí?
Los tres chavales se
ponen de pie. Se mueven hasta quedarse a la altura de Lara.
POLDO: Vaya, vaya. Nuestra
querida Lara estaba hablando con su amigo imaginario, ¿eh?
BERTA: ¿Qué tipo de amigo
es? ¿Una cucaracha gigante? ¿Una vaca habladora? ¿Un coche|carro abandonado con
sentimientos?
MINGO: Gracias a esto,
vamos tener motivos para reírnos de ti durante los próximos dos años
Los tres se ríen a
carcajadas.
LARA: (enfurecida)¡Basta!
Yo no me invento nada. ¡Mi amigo es real!
BERTA: ¿Ah, sí? ¿Y cómo se
llama tu amigo? (tono de burla)
LARA: ¡Artus!
Los tres chavales
vuelven a reírse. El nombre les resulta altisonante.
LARA: Artus, por favor,
muéstrate (y señala con la mano para el follaje que hay a sus espaldas).
El follaje se agita.
Se abre un hueco y por él sale una criatura que tiene toda la apariencia de un
perro. Pero tiene una característica especial. Es un perro con un cuerno en la
frente. Además, se trata de un perro de un tamaño considerable.
Los chicos se quedan
paralizados a la vista de aquel animal. Hasta dan unos pasos para atrás por
miedo a ser atacados.
LARA: Este es Artus.
MINGO: ¿Pero que fiera es
esa? ¡Parece un perro, pero tiene un cuerno!
LARA: Exacto. Se trata de
un canicornio.
El canicornio camina
lentamente en dirección a los chicos, pero estos parecen estar pegados al
suelo, hasta el punto que acaban cayendo de rodillas, muertos de miedo.
POLDO: ¡Detenlo!
LARA: ¿Por qué? Artus no
hace nada.
POLDO: ¡Detenlo! ¡Se nos
va a comer!
BERTA: Porque no creo que
un perro, aunque tenga un cuerno, sea vegetariano.
MINGO: Mamá, ven a
salvarme, ven a salvarme, por favor (llorando).
LARA: No seáis|sean tan
tontos. Como veis|ven, tengo un buen amigo, el mejor amigo. Y no me lo imagino.
Ahora, Poldo, coge tu móvil|celular y tírame unas fotos con Artus. Quiero que
todo el mundo se convenza de que no estoy loca y que no me invento amigos.
POLDO: Como digas, pero
echa a ese bicho un poco para atrás.
Lara hace retroceder
un poco al canicornio, hacia el follaje.
Poldo saca su
móvil|celular y le hace varias fotos.
POLDO: Ya están hechas.
LARA: Pues ahora, fuera
de aquí y haz que las fotos se vean en las redes sociales. O, si no, digo a
Artus que me acompañe al pueblo...
Los tres chavales no
se lo piensan dos veces y salen disparados por el lateral del escenario. Lara
se queda sola con el canicornio.
LARA: Bueno, por fin
solos. Creo que ya no se van a reír de mí nunca más. Tuviste una muy buena
idea, porque ya te imaginabas que ese bobo de Poldo me seguiría, así que
pensaste todo para que él cayese en la trampa, y cayó (se ríe). Y sabías
también que llamaría a sus inseparables amigos.
El canicornio,
entretanto, se queda echado en el suelo, perezoso. La niña le acaricia la cabeza y el lomo.
LARA: En fin, creo que
hiciste bien fingiendo ser un canicornio. No existe tal animal, pero ellos
creen que sí. Si supieran cuál es tu verdadera naturaleza, sería horrible,
porque hasta podrían llamar al gobierno y vendrían científicos y soldados a por
ti. Pero así, cuando hablen del canicornio, los adultos pensarán que es cosa de
críos, aunque haya fotografías y tú estarás a salvo. Bueno, ya es hora de que
recuperes tu auténtica naturaleza.
Lara retira el cuerno
a Artus, que está sujeto con una goma elástica alrededor de su cabeza.
LARA: Ya está.
Artus se pone de pie.
Se queda de hecho a dos patas y estira los brazos. De ellos surgen dos alas, que
él agita un par de veces.
LARA: Qué bueno, Artus.
Nadie tiene el privilegio de contar con un amigo como tú, un auténtico
candragón de Bohemia. Gracias por ser mi amigo.
Ambos se dan un
fuerte abrazo.
© Frantz Ferentz, 2016